Cáncer de vejiga en mujeres y hombres: ¿Cuál es la diferencia?
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El cáncer de vejiga comienza cuando las células de la vejiga urinaria crecen de forma incontrolada. Aunque la enfermedad puede empezar a crecer en distintas células de la vejiga, a la mayoría de las personas se les diagnostica carcinoma urotelial, también conocido como carcinoma de células transicionales (CCT). Este tipo de cáncer afecta a las células uroteliales que recubren el interior de la vejiga y es el tipo más común de cáncer de vejiga.
El cáncer de vejiga afecta tanto a hombres como a mujeres, aunque no siempre de la misma manera. Es importante conocer las diferencias entre sexos, ya que influyen en el riesgo de desarrollar la enfermedad, en la rapidez de su diagnóstico y en los posibles resultados tras el tratamiento.
El riesgo de cáncer de vejiga es mayor en los hombres
El cáncer de vejiga es más frecuente en hombres que en mujeres: los hombres tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades de ser diagnosticados. Según la Sociedad Americana del Cáncer, la probabilidad de que los hombres desarrollen cáncer de vejiga a lo largo de su vida es de aproximadamente 1 de cada 27, frente a 1 de cada 89 en el caso de las mujeres.
Se cree que este mayor riesgo para los hombres está relacionado con una mayor exposición a sustancias cancerígenas. En general, los hombres son más propensos a fumar tabaco y a desempeñar trabajos en los que intervienen sustancias químicas tóxicas presentes en productos como textiles, tintes, pinturas, fungicidas, insecticidas, metales, plásticos y gases de escape de vehículos de motor.
Independientemente del sexo, dejar de fumar es una de las formas más eficaces de reducir el riesgo de padecer cáncer de vejiga. Aproximadamente la mitad de los cánceres de vejiga están relacionados con el tabaquismo, y los fumadores tienen al menos tres veces más probabilidades de padecer cáncer de vejiga que los no fumadores.
Otros factores de riesgo del cáncer de vejiga son:
- Ser mayor de 55 años
- Ser blanco
- Antecedentes familiares de cáncer de vejiga
- Uso prolongado de sondas urinarias
- Problemas crónicos de vejiga e infecciones urinarias
- Haber recibido previamente radioterapia o quimioterapia
¿En qué difieren los síntomas del cáncer de vejiga entre hombres y mujeres?
Los hombres y las mujeres suelen experimentar síntomas similares cuando se trata de problemas de vejiga. El síntoma más frecuente es la presencia de sangre en la orina, lo que se conoce como hematuria. Esta sangre puede hacer que la orina sea de color rosa, naranja o rojo oscuro. Aunque esto puede indicar cáncer de vejiga tanto en hombres como en mujeres, a menudo se interpreta de forma diferente según el sexo.
En el caso de las mujeres, la sangre en la orina puede pasarse por alto inicialmente porque también puede ser síntoma de infecciones urinarias, más frecuentes en las mujeres, o de hemorragias uterinas posmenopáusicas. Si el médico analiza la orina y el resultado es negativo para una ITU, o si los síntomas persisten después de tomar antibióticos, es importante concertar una cita con un urólogo. Aunque la hematuria suele ser indolora, ignorarla puede retrasar el diagnóstico de la causa.
Otros signos de cáncer de vejiga son:
- Irritación, dolor o ardor al orinar
- Dolor en la zona pélvica, que las mujeres pueden confundir con dolor ginecológico.
- Pérdida de peso inexplicable
- Ganas frecuentes de orinar, incluso cuando la vejiga no está llena.
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Asegúrese de comentar cualquiera de estos síntomas, especialmente la presencia de sangre en la orina, con su médico de atención primaria o urólogo. Cuanto antes acuda al médico, antes se podrá hacer un diagnóstico.
Retos diagnósticos del cáncer de vejiga
El diagnóstico del cáncer de vejiga puede ser difícil porque sus síntomas suelen parecerse a los de otras afecciones, como los cálculos renales y las infecciones del tracto urinario (ITU). Inicialmente, pueden realizarse pruebas como análisis de orina y de sangre para descartar estos otros problemas antes de pasar a pruebas más específicas para diagnosticar el cáncer de vejiga. En el caso de las mujeres, también puede recomendarse un examen pélvico, mientras que los hombres pueden someterse a un tacto rectal y/o una prueba del antígeno prostático específico (PSA) para descartar cualquier problema relacionado con la próstata.
Si no presenta ninguna de estas afecciones y sospecha que padece cáncer de vejiga, es probable que su médico le remita a un urólogo para que le realice una cistoscopia. En este procedimiento, el urólogo examina el interior de la vejiga y la uretra (el conducto por el que sale la orina del cuerpo) en busca de zonas anormales. Se introduce suavemente un cistoscopio -un instrumento delgado en forma de tubo equipado con una luz y una lente para observar- a través de la uretra hasta la vejiga, lo que permite al médico ver el interior y realizar una biopsia si es necesario. También pueden realizarse pruebas de imagen, como un TAC o una resonancia magnética, para ver si hay una masa en la vejiga y la zona circundante.
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Aunque los hombres tienen un mayor riesgo de desarrollar tumores de vejiga, las mujeres tienden a ser diagnosticadas cuando el cáncer se encuentra en una fase más avanzada. Por ello, las mujeres tienen más probabilidades de que se les diagnostique un cáncer de vejiga con invasión muscular, que es más avanzado y más difícil de tratar.
Diferencias y resultados del tratamiento del cáncer de vejiga
En general, no hay diferencias en los tipos de tratamientos utilizados para hombres o mujeres con el mismo tipo de cáncer de vejiga. Sin embargo, dado que las mujeres tienen más probabilidades de ser diagnosticadas de cáncer de vejiga con invasión muscular, suelen necesitarse más tratamientos.
Cáncer de vejiga no músculo-invasivo
El cáncer de vejiga no músculo-invasivo se limita al revestimiento de la vejiga y no se ha extendido a las paredes musculares de la vejiga. Normalmente, los hombres y las mujeres con este diagnóstico reciben un tratamiento similar. El abordaje inicial suele consistir en una intervención quirúrgica mediante resección transuretral del tumor vesical (TUR-BT), seguida de terapia intravesical, que administra fármacos como quimioterapia o inmunoterapia directamente en la vejiga para destruir las células cancerosas que hayan quedado tras la intervención.
Cáncer de vejiga músculo-invasivo
El cáncer músculo-invasivo se refiere al cáncer que ha crecido en las paredes de la vejiga. En casos como este, es necesario un plan de tratamiento más complejo.
Se realiza una TUR-BT para extirpar la mayor cantidad posible de cáncer antes de iniciar el tratamiento. A continuación, se suele administrar quimioterapia intravenosa durante ocho a doce semanas. Puede utilizarse radioterapia si el cáncer no está demasiado profundo en la pared muscular de la vejiga. La inmunoterapia puede recomendarse si aún quedan células cancerosas circulando por la sangre una vez finalizada la quimioterapia.
Es probable que a los pacientes en estadios avanzados se les extirpe quirúrgicamente la vejiga después de la quimioterapia. También pueden extirparse los ganglios linfáticos y órganos cercanos. En el caso de los hombres, esto suele incluir la próstata y las vesículas seminales, mientras que en las mujeres pueden extirparse el útero, los ovarios y parte de la vagina. A continuación se crea una vía alternativa para drenar la orina del cuerpo.
Su médico especialista en cáncer de vejiga evaluará diversos factores, como el estadio del tumor, su composición genética y los tratamientos previos a los que se haya sometido, para determinar las terapias más eficaces para usted.
Más información sobre las opciones de tratamiento del cáncer de vejiga.
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