Autor: John M. Burke, MD
Muchos tipos de cáncer se originan en las células sanguíneas. Dos tipos comunes son la leucemia y el linfoma. Los dos tipos de cáncer tienen mucho en común, pero algunas cosas los hacen únicos. Conocer la diferencia entre ambos y los síntomas a los que hay que prestar atención puede ayudar a los médicos a detectar el cáncer precozmente e iniciar el tratamiento que necesitan los pacientes.
Los sistemas sanguíneo y linfático
Para entender la leucemia y el linfoma, es necesario conocer un poco los síntomas sanguíneos y linfáticos.
Cómo se forman las células sanguíneas
En la médula ósea, o parte interna de los huesos, se producen varios tipos de células sanguíneas. Las células sanguíneas empiezan como células madre y luego se convierten en tipos específicos de glóbulos blancos llamados linfocitos o en otras células sanguíneas llamadas células mieloides.
Los linfocitos ayudan a combatir las infecciones. Los principales tipos de linfocitos son las células B y las células T. Los linfocitos B fabrican proteínas que protegen contra los virus y otras infecciones. Los linfocitos T atacan y destruyen bacterias, virus y otros invasores potencialmente dañinos. Fuera de la médula ósea, los linfocitos se encuentran en la sangre o en el tejido linfático.
Qué es el sistema linfático
El sistema linfático es un conjunto de órganos y tejidos encargados de crear, mover y almacenar linfocitos en el organismo. Este sistema es una parte esencial del sistema inmunitario, el sistema responsable de defender al organismo contra las infecciones. En el sistema linfático intervienen muchas partes, como las adenoides, la médula ósea, los ganglios linfáticos, el bazo y las amígdalas. Al igual que los vasos sanguíneos, los vasos linfáticos transportan un tipo de fluido denominado líquido linfático entre las distintas partes del sistema.
Los ganglios linfáticos están formados por tejido linfático, compuesto principalmente por linfocitos. Los ganglios linfáticos actúan como filtros del líquido linfático, ayudando a combatir las infecciones. Los ganglios linfáticos se encuentran agrupados en varias partes del cuerpo. Normalmente no se sienten, pero pueden inflamarse o doler si hay una infección. Cuando esto ocurre, puedes notar pequeños bultos o dolor alrededor de los ganglios linfáticos, sobre todo en la axila, la ingle o el cuello.
El bazo está situado en la parte superior izquierda del abdomen, cerca del estómago. Es el órgano más grande del sistema linfático. Es un filtro para la sangre, que elimina bacterias, virus y otras sustancias invasoras que podrían causar enfermedades.
Aunque la mayoría de los linfocitos se producen en la médula ósea, los ganglios linfáticos y el bazo también pueden producir linfocitos. Esto suele ocurrir en respuesta a una infección.
Leucemia
Los cánceres de la sangre se producen cuando las células sanguíneas sanas empiezan a dividirse, crecer o extenderse de forma anormal. La leucemia y el linfoma son dos tipos de cáncer de la sangre. En leucemiael cáncer se desarrolla típicamente en los linfocitos, pero también puede desarrollarse en las células mieloides. Las células cancerosas de la leucemia pueden extenderse por todo el cuerpo, pero afectan principalmente a la médula ósea y la sangre.
Existen varios tipos de leucemia. Algunas leucemias son agudas, lo que significa que crecen rápidamente. Otras son crónicas, o de crecimiento lento. El tratamiento y los resultados de la leucemia varían en función del tipo que se padezca. La tasa de supervivencia a cinco años para todos los tipos de leucemia combinados es ligeramente inferior al 66%.
Entre los tipos de leucemia se incluyen:
- Leucemia linfocítica aguda, o LLA. Este tipo suele darse en niños menores de 15 años. Es el tipo más frecuente de leucemia infantil.
- Leucemia mieloide aguda o LMA. La LMA suele afectar a adultos mayores de 55 años, pero también puede afectar a niños.
- Leucemia linfocítica crónica o LLC. Este tipo representa aproximadamente un tercio de todos los casos de leucemia.
- Leucemia mieloide crónica, LMC. La LMC es un cáncer de crecimiento lento que suele afectar a los adultos. El riesgo de desarrollar LMC aumenta con la edad.
- Leucemia mielomonocítica crónica o LMMC. Este tipo suele darse en personas mayores de 60 años y rara vez en menores de 40.
Linfoma
Al igual que algunas formas de leucemia, el linfoma comienza en los linfocitos. Sin embargo, a diferencia de la leucemia, el linfoma suele afectar a los ganglios linfáticos y otros órganos en lugar de a la médula ósea. El linfoma se divide en dos tipos principales y varios subtipos. Los principales tipos de linfoma son el linfoma de Hodgkin y el linfoma no Hodgkin.
Linfoma de Hodgkin
Linfoma de Hodgkin Las células cancerosas suelen empezar a crecer en los linfocitos de los ganglios linfáticos, especialmente los de las axilas, el pecho o el cuello. Se propaga a través del líquido linfático que se desplaza por los vasos linfáticos. En etapas posteriores, puede pasar al torrente sanguíneo, la médula ósea u órganos como el hígado o los pulmones.
Existen dos tipos principales de linfoma de Hodgkin: el linfoma de Hodgkin clásico y el linfoma de Hodgkin con predominio linfocítico nodular. La tasa de supervivencia a cinco años para todos los tipos de linfoma de Hodgkin combinados es de aproximadamente el 89%.
El linfoma de Hodgkin clásico es el tipo más frecuente y representa aproximadamente el 90% de todos los linfomas de Hodgkin. Las células cancerosas de esta forma de linfoma se denominan células de Reed-Sternberg. Estas células cancerosas suelen originarse en los linfocitos B.
La inflamación de los ganglios linfáticos es muy frecuente en el linfoma de Hodgkin clásico. Las células inmunitarias sanas rodean a las células de Reed-Sternberg en los ganglios linfáticos. Los grupos de células sanas que rodean a las células cancerosas provocan la inflamación.
Existen cuatro subtipos de linfoma de Hodgkin clásico:
- Linfoma de Hodgkin de esclerosis nodular, o NSCHL. Es el tipo más frecuente de linfoma de Hodgkin clásico. Suele aparecer en adolescentes y adultos jóvenes.
- Linfoma de Hodgkin de celularidad mixta, o MCCHL. El segundo tipo más frecuente, el MCCHL, se observa normalmente en personas con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Sin embargo, cualquiera puede desarrollarlo. Las personas sin VIH que padecen este tipo de linfoma suelen ser niños o adultos mayores.
- Linfoma de Hodgkin rico en linfocitos. Se trata de un tipo poco frecuente que suele afectar solo a un pequeño número de ganglios linfáticos.
- Linfoma de Hodgkin con depleción linfocitaria. Este tipo poco frecuente y agresivo suele afectar a personas con VIH o a adultos mayores.
El linfoma de Hodgkin con predominio linfocítico nodular es mucho menos frecuente que el linfoma de Hodgkin clásico y suele crecer más lentamente.
Linfoma no Hodgkin
Las células cancerosas del linfoma no Hodgkin se originan en el tejido linfático. Esto incluye los ganglios linfáticos, como en el linfoma de Hodgkin, pero también incluye otras partes del cuerpo con tejido linfático, como las adenoides, la médula ósea, el bazo y las amígdalas. El tejido linfático también puede encontrarse en todo el tubo digestivo.
Existen varios tipos diferentes de linfoma no Hodgkin. Algunos empiezan en los linfocitos B y otros en los linfocitos T. El linfoma no Hodgkin puede ser indolente, es decir, de crecimiento y propagación lentos. O puede ser agresivo, lo que significa que crece y se propaga rápidamente. La tasa de supervivencia a cinco años para todos los tipos de linfoma no Hodgkin combinados es de aproximadamente el 74%.
Factores de riesgo de leucemia y linfoma
Nadie conoce la causa exacta de la leucemia y el linfoma. Sin embargo, existen varios factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar estos tipos de cáncer. Conviene recordar que tener factores de riesgo no significa que se vaya a desarrollar un cáncer. Del mismo modo, las personas sin factores de riesgo pueden desarrollar cáncer.
Los factores de riesgo de la leucemia y el linfoma son similares e incluyen:
- Ser hombre
- Tener 60 años o más
- Padecer determinadas infecciones víricas, como el virus de Epstein-Barr, la hepatitis C, el herpesvirus 8 o el VIH.
- Recibir quimioterapia o radioterapia en el pasado
- Tener familiares cercanos diagnosticados de leucemia o linfoma
- Exposición a determinadas sustancias químicas, como el benceno y algunos herbicidas y pesticidas.
- Padecer un trastorno autoinmunitario o un sistema inmunitario debilitado debido a una afección genética, enfermedad o medicación.
- Padecer determinados trastornos sanguíneos
- Exposición a altas dosis de radiación, como en el caso de un accidente en un reactor nuclear.
- Fumar
- Tomar medicación para suprimir el sistema inmunitario
Otros factores de riesgo de leucemia son
- Ser menor de 15 años
- Padecer determinadas enfermedades genéticas, como el síndrome de Bloom, el síndrome de Down, el síndrome de Klinefelter o la trisomía 8.
Tener entre 15 y 40 años también es un factor de riesgo del linfoma de Hodgkin.
Síntomas a tener en cuenta
Los síntomas de la leucemia y el linfoma son similares. Algunas personas tendrán muchos síntomas, mientras que otras pueden tener muy pocos. Los síntomas también pueden variar de leves a graves.
Los síntomas comunes incluyen:
- Sangrar o amoratarse con facilidad
- Dolor óseo o articular
- Escalofríos
- Cansancio extremo
- Fiebre
- Síntomas gripales
- Infecciones frecuentes
- Pérdida de apetito
- Sudores nocturnos
- Petequias, pequeñas manchas rojas bajo la piel
- Hinchazón o sensibilidad alrededor de los ganglios linfáticos o el bazo
- Encías inflamadas o sangrantes
- Pérdida de peso inexplicable
Varios síntomas de leucemia o linfoma pueden confundirse fácilmente con otras enfermedades comunes, como la gripe. Hable con su proveedor de atención médica si tiene varios de estos síntomas o si tiene síntomas parecidos a los de la gripe que no mejoran en una o dos semanas.
Qué puede hacer para reducir el riesgo
No hay forma de prevenir totalmente la leucemia o el linfoma. Sin embargo, es posible reducir el riesgo mediante:
- Evitar la exposición a sustancias químicas conocidas como causantes de leucemia, como el benceno.
- Seguir una dieta equilibrada
- Hacer ejercicio regularmente
- Mantener un peso saludable
- No fumar, o dejar de fumar si fuma
Diagnóstico y tratamiento
En la actualidad, no existen métodos estándar para detectar la leucemia o el linfoma. En su lugar, la detección se basa en los síntomas. Si tiene antecedentes familiares de leucemia o linfoma, hablar con su médico también puede ayudar a detectar precozmente el cáncer en caso de que se desarrolle. Al igual que otros tipos de cáncer, la detección precoz y el tratamiento de la leucemia o linfoma a menudo conducen a mejores resultados.
Los tratamientos varían en función del tipo de leucemia o linfoma que se padezca.
Los tratamientos habituales para estos dos tipos de cáncer incluyen:
- Trasplante de médula ósea o células madre
- Quimioterapia
- Inmunoterapia
- Radiación
- Terapia dirigida
Un diagnóstico de leucemia o linfoma suele venir acompañado de muchas preguntas e incertidumbres. Rocky Mountain Los expertos de los Centros Oncológicos proporcionan una atención excepcional para ayudarle a superar todas las etapas del proceso del cáncer. Encuentre una clínica más cercana.