A lo largo de su tratamiento contra el cáncer, es probable que haya experimentado pérdida de apetito, cambios en sus sentidos del gusto y del olfato, y ataques de náuseas, todo lo cual probablemente haya hecho que comer con regularidad sea un reto. Sin embargo, ahora que el tratamiento ha terminado, es probable que recupere el apetito.
Al volver a una rutina más regular, en Rocky Mountain Cancer Centers le animamos a que sea consciente de qué y cuánto come. Para algunos sobrevivientes, el objetivo es recuperar el peso después de haber perdido demasiado, mientras que otros sobrevivientes pueden estar buscando mantener o incluso perder algunos kilos después del tratamiento. Independientemente de sus objetivos personales, cuando se trata de practicar hábitos alimenticios saludables, el final del tratamiento del cáncer es un gran momento para empezar de nuevo.
1. Coma en pequeñas cantidades y con mayor frecuencia
Si necesita ganar peso, pero no tiene apetito para un desayuno o una cena copiosos, intente cumplir sus objetivos calóricos tomando tentempiés saludables a lo largo del día. Lo mejor es lo ligero y lo sencillo. Por ejemplo, el desayuno podría ser un huevo duro, seguido de un plátano a media mañana, seguido de una cucharada de ensalada de atún para el almuerzo, etc. Esto también puede ser un buen enfoque para evitar que comas en exceso si necesitas perder peso.
2. Potencie las proteínas de diferentes fuentes
Las proteínas son los componentes básicos de la vida y son esenciales para cualquier rutina de alimentación saludable. Además de ayudar a construir masa muscular, las proteínas ayudan a reparar y construir nuevas células. Las proteínas también tardan más en ser digeridas. Por ello, te sentirás saciado durante más tiempo y será menos probable que te apetezca tomar tentempiés poco saludables. Recuerda que en la variedad está el gusto, así que prueba diferentes fuentes de proteínas como la carne roja, el pescado, los huevos, el tofu, los frutos secos, las judías y el queso.
3. Evite las calorías vacías
Aunque sea necesario ganar peso, es importante recordar que no todas las calorías son iguales. Los estudios concluyen repetidamente que los azúcares y las grasas saturadas, a pesar de ser ricos en calorías, pueden tener implicaciones negativas para la salud. Por ello, le recomendamos que evite consumir demasiadas calorías vacías que se encuentran en muchos alimentos procesados, almidones, dulces y refrescos.
4. Utilice condimentos para añadir sabor
Si experimenta efectos secundarios del tratamiento a largo plazo, como náuseas o cambios de sabor, considere la posibilidad de condimentar sus alimentos para hacerlos más apetecibles. El ajo, el eneldo, el zumo de limón, la canela y el romero son sólo algunos ejemplos de especias saludables que pueden hacer más sabrosa la comida insípida. Cuando utilices la sal, ten en cuenta que un exceso puede tener un impacto negativo en tu salud. Por lo tanto, es mejor controlar la cantidad que se utiliza cada día.
5. No te olvides de la fibra
Probablemente haya oído que la fibra dietética ayuda a prevenir y aliviar el estreñimiento. Pero ¿sabía que también ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre y a reducir el colesterol? Los alimentos ricos en fibra son menos densos en energía que otros alimentos. Por ello, tienen menos calorías que la misma cantidad de alimentos bajos en fibra. Además, son más saciantes que los alimentos bajos en fibra. Esto significa que después de comerlos, te sentirás lleno durante más tiempo. Los alimentos ricos en fibra, como las manzanas y las naranjas, las verduras como la coliflor y las judías verdes, los cereales integrales como la avena y el salvado de trigo, y las legumbres son opciones ideales para añadir a tu plato.
6. Comer el arco iris
Los colores de las frutas y verduras representan los diferentes nutrientes que debemos introducir en nuestro organismo. Elige productos frescos de varios colores, como verduras de hoja oscura, calabazas de color amarillo intenso, naranjas, pimientos rojos, arándanos, etc.
7. Preparar los alimentos de forma diferente
No es ningún secreto que las verduras son la clave de una dieta saludable. Si estás acostumbrado a comer las verduras de una forma determinada o no te gustan mucho, experimenta con otras formas de prepararlas. Las verduras pueden comerse crudas y crujientes con un aderezo saludable, como el yogur griego sazonado, cocinadas al vapor y cubiertas con queso, o cortadas en dados e incorporadas a alimentos como tortillas, pasteles de carne y sopas. Cuando cocine la carne, reduzca al mínimo los fritos o los salteados. En su lugar, pruebe otros métodos como la cocción al vapor, al horno o a la parrilla, que son opciones mucho más saludables.
8. Compra en el perímetro de la tienda de comestibles
Los alimentos frescos son los más sanos y suelen encontrarse en el borde exterior o perímetro del supermercado. Cuando haga la compra, diríjase a la sección de productos agrícolas, a los mostradores de carne y marisco y a la zona de productos lácteos, en lugar de a los pasillos llenos de alimentos procesados que suelen venir en latas, bolsas y cajas.
9. Obtenga ayuda y apoyo de los servicios de nutrición oncológica
En RMCC, entendemos que para algunas personas, puede ser un reto tomar las decisiones nutricionales correctas. Si tiene problemas con la alimentación saludable y desea ayuda, solicite una cita en uno de nuestros centros oncológicos de Colorado. El personal de RMCC puede ofrecerle soluciones nutricionales personalizadas e ideas de menú para prevenir enfermedades adicionales y facilitar la recuperación de su enfermedad.